PARA PROGRESAR, PON A LOS DEMÁS PRIMERO
“El
verdadero líder sirve. Sirve a la gente. Sirve a sus mejores intereses y al
hacerlo no siempre será popular, y quizás no siempre logre impresionar. Pero
debido a que los verdaderos líderes están motivados por el interés amoroso más
que por un deseo de gloria personal, están dispuestos a pagar el precio.”
~Eugene
B. Habecker, autor~
Cuando
piensas en servidumbre, ¿la imaginas como una actividad realizada por personas relativamente
poco capacitadas en lo más bajo de las capas sociales? Si es así, tienes una impresión
equivocada.
El concepto de servidumbre no se refiere a posiciones ni a habilidades. Tiene que ver con actitud. Es
probable que hayas conocido a personas en posiciones de servicio con actitudes
muy pobres hacia el concepto de servir: el trabajador rudo de una agencia de
servicio del gobierno; el camarero al cual no lo puedes molestar ordenándole tu
comida, o el empleado de la tienda que habla por teléfono con un amigo en lugar
de atenderte.
Tal como sientes cuando un trabajador no quiere ayudar a la gente,
puedes detectar también cuando un líder tiene un corazón de siervo, y la verdad
es que los mejores líderes desean servir a otros, no a ellos mismos.
¿Dónde está tu corazón cuando se trata de servir a otros? ¿Deseas
llegar a ser un líder para obtener gloria y beneficios? ¿O estás motivado por
un deseo de ayudar a otros?
Si realmente quieres llegar a
ser el tipo de líder que la gente quiere seguir, tienes que decidir ser un servidor. Si tu actitud es que te sirvan
más que servir, puede que tengas problemas. Si esto es un problema para tu
vida, entonces necesitas poner atención a este consejo:
·
Deja de señorearte de las personas y empieza a
escucharlas.
·
Deja de actuar en busca de ventajas personales y
empieza a arriesgarte por el beneficio de otros.
·
Deja de buscar tu propio beneficio y empieza a
servir a otros.
·
Es verdad que aquel que quiera ser grande tiene
que ser como el más pequeño y el siervo de todos.
Para mejorar tu servicio has lo
siguiente:
• Haz cosas pequeñas.
¿Cuándo fue la última vez que hiciste pequeños actos de amabilidad por otros?
Empieza con los que están más cerca a ti: esposo o esposa, hijos, padres.
Encuentra formas de hacer cosas pequeñas que muestren a otros tu preocupación e
interés por ellos.
• Aprende a caminar despacio por
entre la multitud. Una de las más grandes lecciones que aprendí cuando era
un líder joven me la dio mi padre. La llamo, «Caminar despacio por entre la multitud».
La próxima vez que asistas a alguna actividad con clientes, colegas o empleados,
hazte el propósito de conectarte con ellos, moviéndote y hablando. Concéntrate en
cada persona que se encuentre presente. Aprende el nombre si no lo sabes. Trata
de conocer las necesidades de cada uno, lo que quieren y sus deseos. Después
que hayas vuelto a casa, escribe una nota para recordarte a hacer algo beneficioso
por una media docena de esas personas.
• Entra en acción. Si la
actitud de servidor está visiblemente ausente de tu vida, la mejor manera de
cambiarla es comenzar a servir Empieza a servir con tu cuerpo, y tu corazón finalmente
lo captará. Comprométete a servir a otros por seis meses en tu iglesia, una
agencia comunitaria o una organización de voluntarios. Si tu actitud todavía no
es buena al final de ese período, hazlo de nuevo. Y sigue haciéndolo hasta que
cambie tu corazón.
~John
C. Maxwell~
“Tienes
que amar a tu gente más que a tu propia posición.”
~John
C. Maxwell~
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